En el 2014 un grupo de mujeres (Inga Johansson, Zabrina Zangen, Carolyn Gilchrist, Verónica Puech y Diana Manrique)  tuvimos un sueño, el sueño de que algún día todos los niños pudieran tener un camino de aprendizaje más holístico, natural y en armonía con la vida. Nos soñamos con una educación en el que cada niño encontrara su lugar y pudiera desarrollar su máximo potencial, en el que pudiera aprender a tener relaciones sanas y significativas y consiguiera convertirse en aprendiz de por vida. 

Para iniciar este camino tuvimos que declararnos aprendices en la aventura de resignificar y cuestionar viejas estructuras y paradigmas sobre la educación y sobre nuestras propias experiencias como estudiantes. Dejando atrás viejas creencias y declarando que sí era posible, nos lanzamos a la aventura de formar una nueva comunidad de aprendizaje. Nueve años después, es una realidad y seguimos construyendo un lugar que honra y cultiva el amor por aprender.